19.11.09

Marías: “Siento una especie de desdén hacia lo que ya he logrado”

ENTREVISTA "He empezado una nueva novela, quizá la más pesimista de las que he escrito"
Javier Marías, en el despacho de su casa. / gorka lejarcegi

Javier Marías tiene un cuadro que cobra vida en el salón de su casa madrileña. Es un pueblo decimonónico envuelto en las sombras de la noche a orillas de un río, pero que dependiendo de la luz y de dónde se mire desvela detalles de su mundo. Debajo de este Keller-Reutlingen, el escritor y académico, con gafas redondas y sentado en el borde del sofá con los codos apoyados en las rodillas, da pistas sobre la nueva novela que ha empezado, “la más pesimista de todas”, narrada y protagonizada por una mujer, y se explaya acerca de Tu rostro mañana (Alfaguara), traducida a 16 idiomas, que se edita por vez primera en un solo volumen.

Un proyecto literario que empezó a publicar en 2002 y que a medida que escribía fue creciendo hasta convertirse en tres partes, en 2007, y es considerado por muchos como su obra cumbre. Esta nueva edición de 1.328 páginas coincide con la salida del tercer tomo en otras lenguas, como inglés, holandés o francés. Las críticas siguen la línea elogiosa de los dos anteriores. Entre ellas se cuenta la del escritor Anthony Beevor para The Sunday Telegraph.

Con voz pausada, Marías (Madrid, 1951) habla de su obra y de sus proyectos. Una especie de monólogo que bien podría dividirse en las siete palabras que conforman los subtítulos con que fueron publicadas las tres partes de Tu rostro mañana.

» Fiebre. “Es bueno leer el libro como en gran medida es, una sola novela. Siempre dije que no era una trilogía, sino una misma obra en tres partes. Si he dicho que no es del todo una sola novela es porque el comienzo de cada tomo me supuso un esfuerzo equiparable al de empezar una nueva novela. Ha habido ahora alguna pequeña enmienda, alguna errata que se había despistado, y uno o dos errores que había cometido. El libro es el mismo para los lectores a los que les gustan las novelas largas, a mí no”.

» Lanza. “Cuando escribía Tu rostro mañana tenía la sensación de estar haciendo algo difícil, que me costaba esfuerzo… sin saber que iban a resultar tres volúmenes, y pensaba: ‘Esperemos que lo logre terminar’. Ahora, al cabo de dos años de haberla concluido, no puedo evitar la sensación de que no ha sido suficiente… Me suele ocurrir que el mero hecho de haber terminado un libro lo disminuye a mis ojos, le quita valor, porque me digo: ‘Si lo he logrado no debía de ser tan difícil, ni tanta la complicación como me parecía, por lo cual tampoco tendrá tanto mérito’. Envidio a otros escritores que están satisfechísimos”.

» Baile. “Uno siempre agradece los elogios, estimulan. Pero no se pueden tomar en serio. A veces no puedo por menos que verlos como una exageración. Siento una especie de desdén hacia lo que ya he logrado. Tiene que ver, aunque no exactamente, con la frase de Groucho Marx: ‘No pertenecería a un club que estuviera dispuesto a admitirme como miembro’. Uno tiene que aceptar lo que digan los demás sobre lo que publica, y no protestar, aunque en casa pueda decir lo que quiera”.

» Sueño. “Nunca busco temas literarios o que queden bien. Siempre escribo sobre las cosas que me preocupan. Todo el mundo se ha interesado por la naturaleza del secreto, el engaño, la persuasión, el azar, la mentira o la sospecha, que es muy desasosegante. Quién no ha sufrido una traición o la ha cometido con pequeñas cosas o defraudado o decepcionado. Y la traición está ahí. Pero hay que ir de buena fe. En mayor o menor grado las relaciones humanas están expuestas a la decepción y también a la ratificación de lo bueno. Hay cosas que nunca son transparentes, ésas son las zonas que me interesa explorar, y quizá también las que dan una dimensión dramática. Soy de los que cree, como Faulkner, que los escritores seguimos escribiendo sobre lo mismo desde Homero”.

» Veneno. “Veo el mundo muy decadente. Basta con mirar alrededor. Berlusconi, Sarkozy, los Kirchner, Chávez o la corrupción en España. Gente mediocre y desfachatada. Tengo la sensación de un envilecimiento general de las poblaciones. Ojalá no tenga nada que ver con lo que se produjo en los años treinta. Ahora hay una especie de pragmatismo, de falta de escándalo; una tendencia a darle importancia a lo que no lo tiene y a no dársela a lo que quizá sí”.

» Sombra. “He empezado una nueva novela y me siento muy inseguro. Es de dimensiones normales, sencilla, quizás la más pesimista de las que haya escrito. Tal vez por haber estado ocho años en compañía de los personajes de la anterior y su mundo, ahora tengo la sensación de extrañeza frente a estos nuevos. No me preocupa que se siga hablando de Tu rostro mañana como una obra de referencia mía. Uno nunca sabe lo que va a quedar, si es que queda algo, porque no importa el esfuerzo o pasión que ponga el autor en cada uno de sus libros, no depende de él”.

» Y adiós. “En Reino de Redonda sigo publicando dos o tres libros anuales. En la Academia estoy a gusto, y desde la comisión donde estoy hemos logrado salvar alguna palabra del diccionario. Uno de los problemas es que está en desuso casi todo. El vocabulario de la gente es más limitado de lo que ha sido nunca. Sería bueno que se empezara a usar palabras olvidadas para recuperar varias de ellas”.

fuente: elpais.com

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