8.10.07

La belleza de lo simple

Cambió notablemente el lugar: de tercio, como en las corridas de toros tan vilipendiadas por estos tiempos de Internet y globalización a un auditorio con el alto y amplio techo de su sede colonial y pero igualmente frío del Instituto Caro y Cuervo.
El tema era el mismo ya repetido para mí: Los escritores que nos formaron. Por supuesto, los autores fueron el venezolano Slavko Zupcic (el más divertido e irreverente, pues se le siente que le brota en su personalidad el lado caribe por el desenfado de sus expresiones cargadas de su repentismo de burla y chacota). El peruano Alarcón ( taciturno y muy tímido, casi acorde a la geografía de donde viene, escribe en inglés y se lo traduce al español con la aguda colaboración de su traductor y amigo, Jorge Cornejo). Se repitió en el discurso literario el paraguayo Pérez Reyes, que no varió en su tesis crítica al uso compulsivo de la tecnología. El paso arrasador del huracán Katrina, a Gabriela Alemán le puso un torbellino a su vida de errancia de su Loja ecuatoriana y le inspiró a escribir sobre ese desastre natural que le tocó sufrir a la ciudad del jazz, Nueva Orleáns, muy querida por ella. El moderador Andrés Hoyos no dijo nada de la ausencia de Junot Díaz, el dominicano que también escribe en inglés y que estaba convocado en la programación. El moderador, también escritor cambió tópicos al tema de los escritores que nos formaron y en cambio habló de los poetas formadores. Pero lo inolvidable de esta charla literaria fue que al final, en la tanda de preguntas por parte del público, la celadora, la guardiana como le dijo el moderador, una mujer joven de ascendencia campesina, que ha sufrido el desplazamiento, dijo que les lee a sus hijos en las noches las historias de los libros que el Instituto le regala. Para mí, eso opacó todo lo dicho por los escritores con sus variaciones sobre el mismo tema. Y me recordó con alegría cómo la belleza está escondida en la vida, en lo simple.

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