29.1.10

Almudena Grandes, una mujer sin miedo

Autora de 'Las edades de Lulú'

Esta madrileña ha narrado a través de historias íntimas crudas verdades de la época del franquismo y la Guerra Civil española. Entrevista.
Almudena Grandes, escritura
Foto: David Campuzano.fUENTE:El espectador.com
La escritora Almudena Grandes después de terminar 'El corazón helado', prepara seis novelas a manera de episodios sobre la posguerra.

"Almudena Grandes (Madrid, 1960) estudió historia en la universidad, pero renegó por años de esa elección, sin sospechar que en su madurez la vida la pondría de "hocicos" en la comprensión del pasado de su patria, de su generación, de su familia, que le haría agradecer con creces aquellos años de lecturas interminables. La posguerra, la dictadura y la Guerra Civil española eran temas "de mal gusto", de los cuales más valía no hablar en los años en que creció, pero convencida de que no se podía afrontar un futuro con una infección intacta y ya casi maloliente, Almudena echó mano de los viejos libros y de su puño y con historias íntimas, con conflictos amorosos levantó en muchos de sus lectores capas endurecidas de olvido. La novela que la catapultó fue Las edades de Lulú, una aventura sexual que, aunque parece estar lejos de hablar de Franco o la República, les recordó a muchos que el uso del cuerpo, que lo que se hace con él en la intimidad también es un gesto político.

'Las edades de Lulú' (1989) fue su primera novela, ¿qué la llevó a adentrarse en las minucias de la vida sexual de una jovencita?

Esta es una novela muy generacional, que tiene que ver con lo que fue la España de los años ochenta y con lo que hemos sido los españoles que tuvimos 20 años por esas décadas. Es una historia que jóvenes de todos los países asumieron como su manual de educación sentimental y tiene mucho que ver con esa especie de explosión de libertad que llegó después de la dictadura a España, la apuesta por vivir peligrosamente a la que nos dedicamos todos y a una experiencia muy particular e irrepetible, la de vivir el exceso con alegría.

Su escritura tiene fuertes tintes políticos, ¿se podía ver eso desde esta primera novela?

Esta es una novela erótica en la que cuando Pablo seduce a Lulú le dice: "Esta es una forma de socavar la dictadura", nosotros también lo estamos haciendo, es una aproximación a una generación que aparte de luchar en la calle e ir a la cárcel tenían una vida privada y desde ahí intentaba socavar el orden.

¿Usted entonces ha logrado con sus libros encarnar la voz de una generación? ¿Cuál es esa generación?

Cuando tenía 11 años, en 1972, mi madre me contó un día sin darle mucha importancia que mi abuela había visto bailar desnuda a Jocelyn Barker en Madrid en un teatro. Para mí, que era una niña que venía del franquismo, que mi abuela pudiera haber visto bailar a una mujer desnuda era algo inconcebible. Creo que todo lo que he hecho sobre mi país arranca en ese momento, del pasmo tremendo que me supuso descubrir que en contra de lo que creía el progreso no era una línea recta en la que sería más moderna que mi madre y mi madre más moderna que mi abuela, pero de repente descubrimos que no, que nuestros abuelos habían sido más modernos que nosotros. Somos una generación que se ha tenido que curar el miedo.

Sus novelas son una lucha constante en contra del olvido, ¿qué le diría a un país como Colombia que se debate en la conveniencia o no de la memoria?

Esas estrategias de olvido, de silencio, no suelen dar mal resultado, sino resultados contraproducentes a largo plazo. El silencio produce paz social a muy corto plazo y perplejidad, desajuste y desconciertos a largo plazo. Los países que no tienen el coraje de reconocer su propia historia con todo lo que contiene acaban siendo países de identidad débil, con seres humanos débiles.

¿Aún hay más que decir de la Guerra Civil española?

La Guerra Civil española y la Segunda República son dos de los grandes momentos de la humanidad y por eso nunca se van a acabar. El Imperio Romano está más lejos y todos los años los ingleses hacen una nueva serie. Lo que sí es verdad es que en España están muy explotados y agotados algunos puntos de vista sobre la guerra. El problema es que durante 70 años sigue habiendo una sola visión que se alimenta de la pervivencia de la versión franquista y se refuerza por los complejos de inferioridad de los partidos de izquierda. Faltan muchas miradas que contar, así que sigue siendo un filón extraordinario para un narrador.

Pero más allá de los grandes eventos, ¿son posibles, por ejemplo, las historias románticas en sus libros?

Claro, en El corazón helado, mi más reciente novela publicada, queda claro que a mí no me interesan las historias de grandes personajes de la historia, yo escribí una novela de españolitos, personas corrientes y vulgares que se podrían confundir con muchos otros, y abordé el tema de la gran tragedia desde el punto de vista sentimental, es el punto de vista en el que voy a insistir, no me interesan los héroes públicos, me interesan más lo anónimos, y tampoco me interesan las conciencias inquebrantables, me interesa más la ambigüedad, las experiencias de personas que comprenden sus propias contradicciones. La Historia con mayúscula se infiltra en la pequeña vida de pequeños personajes en mis libros."

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