Laura Fernández
Martin Amis le llama tío Jorge. Para Ian McEwan estar con él es como «estar en casa». Cumplir años rodeado de amigos «tan queridos» como los que acudieron ayer al 40 aniversario de Anagrama, «no tiene precio», en palabras de Jorge Herralde, padrino de la edición independiente en España y, a juzgar por el nutrido grupo de editores de altísimo prestigio literario que acudió ayer a la fiesta de cumpleaños del sello catalán, de respeto y admiración planetaria. «La cultura española debería estar orgullosa de Anagrama. Representa una biografía, en formato editorial, de la historia de España», apuntó el escritor norteamericano Jon Lee Anderson, uno de los ilustres invitados a la fiesta de cumpleaños.
Para Alessandro Baricco, el catálogo del sello constituye «una armada invencible», dirigida, «al viejo estilo» por un editor, «que a la vez es propietario». «Con Herralde puedes hablar de todo. Es una especie en extinción», añadió Roberto Calasso. Para Antonio Tabucchi, una de las joyas de la corona de la editorial, Herralde «es una persona magnífica» que está «en los buenos y los malos momentos» y con el que «no sólo se puede hablar de literatura». «¿Qué sería yo sin él?», se pregunta el escritor italiano, a lo que añade, entre risas, «¿y qué sería de él sin mí?».
«Cuando me conoció dijo que le parecí una monja. Acababa de leer mi libro y no podía creerse que alguien con la pinta que yo llevaba en aquella reunión de editores hubiese escrito algo tan erótico. Fue muy divertido», explica Catherine Millet, autora de La vida sexual de Catherine M.
Y para sentimental, McEwan. El autor de Expiación no podía creerse que Herralde demostrase tanto entusiasmo por un escritor joven, como era él, cuando le conoció, allá en los 70. «Me impresionó muchísimo», dice. Y añade: «Siempre me he sentido muy arropado por él y veo Anagrama como mi hogar en España». Hogar que visitará más a menudo a partir de ahora, pues su hijo ha empezado a estudiar en una universidad madrileña, como él mismo señaló.
Algo que para su editor, el homenajeado en cuestión, es un placer. «Como editor soy portavoz de un catálogo cuyos protagonistas son los autores», manifestó el veterano y admirado fundador de Anagrama, rodeado de colegas como Anne-Solange Noble, de la legendaria Gallimard, Pete Ayrton, de la inglesa Serpent's Tail («la única capaz de hacer frente a los grandes grupos británicos», en palabras del propio Herralde) y Antje Kunstmann, la primera editora de Roberto Bolaño en Europa. «Herralde es un ejemplo a seguir para todos. Lo conozco desde hace 30 años y su trabajo nunca ha dejado de sorprenderme. Está al corriente de todo lo que pasa tanto dentro como fuera de su país», indicó Paul Otchakovsky, de la editorial francesa P.O.L.
Tom Sharpe, Melania Mazzucco, Claudio Magris, Yasima Reza, Jean Echenoz y la señora de Martin Amis, Isabel Fonseca, reciente fichaje del sello, completaban la lista de ilustres invitados publicados por Herralde, que se paseaba orgulloso entre su «armada», aquella que «tantas alegrías me ha dado» y por la que espera seguir siendo conocido dentro de, por qué no, «un millón de años». «Siempre digo que un editor es su catálogo porque es lo que va a quedar de él, lo que los estudiosos podrán analizar y juzgar, lo que hicimos, en lo que trabajé», expuso el propio Herralde, al que acompañaba su mujer, Lali Gubern.
«Durante el final de la dictadura, luchamos por la llegada de la luz y la razón, en los 80 hicimos posible un bolsillo de calidad, con la implantación de la colección Compactos y desde entonces hemos intentado que no se nos escape nada», dijo el editor. Y ha cumplido.
Martin Amis le llama tío Jorge. Para Ian McEwan estar con él es como «estar en casa». Cumplir años rodeado de amigos «tan queridos» como los que acudieron ayer al 40 aniversario de Anagrama, «no tiene precio», en palabras de Jorge Herralde, padrino de la edición independiente en España y, a juzgar por el nutrido grupo de editores de altísimo prestigio literario que acudió ayer a la fiesta de cumpleaños del sello catalán, de respeto y admiración planetaria. «La cultura española debería estar orgullosa de Anagrama. Representa una biografía, en formato editorial, de la historia de España», apuntó el escritor norteamericano Jon Lee Anderson, uno de los ilustres invitados a la fiesta de cumpleaños.
Para Alessandro Baricco, el catálogo del sello constituye «una armada invencible», dirigida, «al viejo estilo» por un editor, «que a la vez es propietario». «Con Herralde puedes hablar de todo. Es una especie en extinción», añadió Roberto Calasso. Para Antonio Tabucchi, una de las joyas de la corona de la editorial, Herralde «es una persona magnífica» que está «en los buenos y los malos momentos» y con el que «no sólo se puede hablar de literatura». «¿Qué sería yo sin él?», se pregunta el escritor italiano, a lo que añade, entre risas, «¿y qué sería de él sin mí?».
«Cuando me conoció dijo que le parecí una monja. Acababa de leer mi libro y no podía creerse que alguien con la pinta que yo llevaba en aquella reunión de editores hubiese escrito algo tan erótico. Fue muy divertido», explica Catherine Millet, autora de La vida sexual de Catherine M.
Y para sentimental, McEwan. El autor de Expiación no podía creerse que Herralde demostrase tanto entusiasmo por un escritor joven, como era él, cuando le conoció, allá en los 70. «Me impresionó muchísimo», dice. Y añade: «Siempre me he sentido muy arropado por él y veo Anagrama como mi hogar en España». Hogar que visitará más a menudo a partir de ahora, pues su hijo ha empezado a estudiar en una universidad madrileña, como él mismo señaló.
Algo que para su editor, el homenajeado en cuestión, es un placer. «Como editor soy portavoz de un catálogo cuyos protagonistas son los autores», manifestó el veterano y admirado fundador de Anagrama, rodeado de colegas como Anne-Solange Noble, de la legendaria Gallimard, Pete Ayrton, de la inglesa Serpent's Tail («la única capaz de hacer frente a los grandes grupos británicos», en palabras del propio Herralde) y Antje Kunstmann, la primera editora de Roberto Bolaño en Europa. «Herralde es un ejemplo a seguir para todos. Lo conozco desde hace 30 años y su trabajo nunca ha dejado de sorprenderme. Está al corriente de todo lo que pasa tanto dentro como fuera de su país», indicó Paul Otchakovsky, de la editorial francesa P.O.L.
Tom Sharpe, Melania Mazzucco, Claudio Magris, Yasima Reza, Jean Echenoz y la señora de Martin Amis, Isabel Fonseca, reciente fichaje del sello, completaban la lista de ilustres invitados publicados por Herralde, que se paseaba orgulloso entre su «armada», aquella que «tantas alegrías me ha dado» y por la que espera seguir siendo conocido dentro de, por qué no, «un millón de años». «Siempre digo que un editor es su catálogo porque es lo que va a quedar de él, lo que los estudiosos podrán analizar y juzgar, lo que hicimos, en lo que trabajé», expuso el propio Herralde, al que acompañaba su mujer, Lali Gubern.
«Durante el final de la dictadura, luchamos por la llegada de la luz y la razón, en los 80 hicimos posible un bolsillo de calidad, con la implantación de la colección Compactos y desde entonces hemos intentado que no se nos escape nada», dijo el editor. Y ha cumplido.
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