21.3.15

Coover contra Nixon

El escritor publica  La hoguera pública, todo un clásico de los años 70 y Ciudad fantasma, humorística revisión de la mitología del western

Robert Coover, en Barcelona Kosmopolis./Mónica Tudela./elperiodico.com

Robert Coover es el maestro secreto de la literatura norteamericana más transgresora en forma y estilo. Una especie de gemelo de Thomas Pynchon con menos reconocimiento público al que le ha costado no poco trabajo subir al podio de los grandes no solo por la radicalidad de su escritura sino también por su grotesca utilización de la incorrección política.
Coover visita Kosmopolis con dos nuevos libros, Ciudad fantasma (Galaxia Gutenberg) y La hoguera pública (Pálido fuego), todo un clásico de 1977, que incomprensiblemente no había sido traducido hasta el momento. La hoguera pública sigue el famoso juicio contra el matrimonio Rosenberg, acusados de ser espías comunistas y obligados a sentarse en la silla eléctrica en 1953. Coover convierte a los paranoicos Estados Unidos de la guerra fría en un ambicioso circo de los horrores y coloca como narrador a Richard Nixon, feroz anticomunista. Antes de llegar a la presidencia fue un activo miembro del Comite de Actividades Antiamericanas. "Había escrito la mayor parte de mi novela cuando se desató el Watergate -recuerda el autor- y tuve que alquilar una casa en Princeton -yo entonces vivía en Inglaterra- para sentarme ante el televisor y tomar notas. Me vi obligado a rehacer mi trabajo porque la realidad había superado mis expectativas".
Tampoco lo tuvo fácil a la hora de encontrar editor, porque el libro olía a pleitos por difamación a distancia. En parte por el trazo grueso con el que estaban dibujandos Nixon y su esposa. "Seguí esa enseñanza de Kafka que dice: 'una vez elegida la metáfora hay que seguirla hasta el final' y lo hice no sin dificultad, pero durante mucho tiempo creí que esta novela solo la leerían mis amigos". Finalmente fue Viking  quien se atrevió a lanzarla al mercado, tras una dura negociación en la que Coover se negó a cambiar los nombres reales de los personajes. Ya en las librerías, el sello reculó y plegándose a las presiones no repuso ejemplares mientras la fama de esa novela maldita e inencontrable iba creciendo.  "Estados Unidos siempre ha sido un país maniqueo y aunque esto es algo que todavía persiste, actualmente se han roto barreras. Años después de que apareciera mi novela, en Saturday Night Live se pudieron hacer chistes contra todo el mundo y hoy cualquier autor norteamericano puede tomar los principios de la República y reírse de ellos".
El mito del western
Coover también se las ha tenido con algunos de los grandes mitos fundacionales de su país. Es el caso de Ciudad fantasma que en principio tenía que ser una gran novela épica que  se quedó en una divertida aproximación a las historias del Oeste en la que encierra en una ciudad fantasma, literalmente, toda esas imágenes que todos conservamos sobre el género. "Todos en algún momento hemos acariciado esa idea de vivir en libertad total y de poder matar que nos permite el western".
A sus 83 años, Coover está en plena forma. Acaba de ver publicada en Estados Unidos su novela The brunist day of wrath, mil cien páginas de nada en la que continua las andanzas de los brunistas, una secta inventada que protagonizó su primera novela en 1966. "Creo que a los críticos les gustaba la idea de que mi obra quedara encerrada entre esas dos novelas y que se completara el ciclo, pero me temo que les voy a decepcionar". Y es que Coover ha emprendido la redacción de una nueva novela, en la que reescribe una aventura inacabada de Tom Sawyer y Huck Finn, en cuyos diálogos no usa ninguna palabra que no hubiera utilizado original Mark Twain. Pero con el sello inequívoco de Coover, claro está.

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